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Jornadas REAS Navarra (II): Soberanía energética y la energía como derecho. De lo individual a lo colectivo

La energía no es un recurso cualquiera. Es nada menos que el elemento precursor de cualquier actividad económica. Conseguir que la energía sea reconocida además como derecho, pasa también por que los territorios puedan ejercer su soberanía acorde a los intereses generales de la población. Ecologistas en Acción, la Red Navarra contra la Pobreza y la Exclusión Social junto con el experto Antonio Aretxabala dieron apuntes claros para entender la relación entre la soberanía energética y la energía como derecho en la segunda sesión de las XV Jornadas de Economía Solidaria de REAS Navarra sobre Modelos Energéticos.

En 2019 Ecologistas en Acción publicó un informe titulado De la vulnerabilidad energética al derecho a la energía1 y Cecilia Sánchez Suárez, su autora, estuvo telemáticamente con nosotras defendiendo la necesidad de que el derecho a la energía sea reconocido como tal por las implicaciones sociales y ambientales que tendría. Actualmente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible firmados en 2015 por la ONU recogen el derecho a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna, pero no es suficiente añadirlo en una lista de buenas y deseables prácticas para que su reconocimiento sea efectivo. Frente a la concepción mercantilista de los suministros energéticos, reconocer el derecho a la energía es fundamental para garantizar una vida digna para la cada vez más amplia capa de población que tiene y va a tener problemas de acceso a la energía o para enfrentar el gasto económico que supone. En el mundo son 2.100 millones las personas que no tienen acceso a la electricidad, mientras que en Europa se calcula que es el 11% de la población. Actualmente se intentan paliar estas carencias a través de bonos sociales pero este sistema, además de no ser nada redistributivo, tiene los días contados. Para el año 2025 Europa quiere su revisión porque mientras la energía sea considerada como una mercancía, este tipo de medidas sociales se entiende que limitan o socavan el ejercicio de la libre competencia de las empresas. Son los tratados internacionales de inversión y de libre comercio, más que la normativa interna de los estados, los principales escollos para una regulación social, adecuada y justa que recoja la energía como derecho, lo que podría ser parte de la solución a estos y otros problemas derivados de su concepción mercantil (pobreza energética, extractivismo, colonialismo, priorización del beneficio…) El Tribunal Europeo de los derechos humanos parece sumarse a esta concepción, pero para ello es importante que sea recogido y definido como tal por la ley, como han hecho ya países como Nicaragua o Bolivia, y sobretodo terminar con las jurisdicciones privadas que emanan de este tipo de tratados de comercio internacional, que se definen por su opacidad y por su estructura a favor de los intereses privados.

Desde la Red Navarra contra la Exclusión Social y la Pobreza, no son partidarias de poner apellidos a la pobreza (pobreza energética). Hablamos de un fenómeno complejo que se define por la dificultad al acceso o directamente la carencia de elementos básicos para una vida digna. En lo que se refiera a la energía y a los suministros básicos, Jon Etxeberría, en nombre de las 34 entidades que participan en la Red, prefiere hablar de reto energético.

En Navarra hay 18 mil hogares en vulnerabilidad energética. Existen dos tipos de bonos sociales: el de luz y el de calefacción. Aunque hay gente que ni si quiera puede acceder a ellos, la valoración general es positiva. Los problemas asociados a la falta de energía son enfermedades cardiovasculares y respiratorias, humedades y hongos en los edificios, y el riesgo de incendios. Estos hogares a menudo son monoparentales, la mayoría mujeres. Las propuestas que plantean a corto plazo son: sofisticar los bonos, profundizar en la eficiencia en los edificios o cambiar las lógicas de rehabilitación.

Antonio Aretxabala coincide con que parte del problema es la concepción de la energía como mercancía sometida a la ley de la oferta y la demanda. Para él, incluso más grave que la estafa que supone el mercado marginalista, donde la producción más cara (actualmente el gas) es la que establece el precio final de toda la energía, serían las puertas giratorias que muestran las corrupciones y sinergias nada democráticas entre partidos políticos y grandes compañías energéticas. Y no es esto algo que se haya previsto en el régimen sancionador de la nueva Ley Foral de Cambio Climático, puntualiza.

En la historia de la humanidad el uso de combustibles fósiles es una anomalía, como también lo es el desarrollo económico y tecnológico asociado al mismo. Actualmente se calcula que invertimos según diversos autores, entre el 15 y el 20% de la energía que producimos en procurarnos nueva energía. La tasa de retorno energético llegará al 1:1 en la década de 2040 (con la energía de un barril, extraeríamos otro). Esta tasa fue 1:100, pero se ha ido reduciendo conforme el acceso a la energía fósil se ha complicado, hasta el punto de dejar de ser rentable (sobretodo el petróleo de mayor calidad desde 2014). Los próximos años van a ser críticos porque se va a pretender “echar de todo” a la caldera para obtener cada vez menos energía con el terrible problema medioambiental que conlleva. Actualmente la tasa de retorno energético estaría entre el 15 a 20 por 100, y es al superar ese 20% (1:5) cuando una sociedad tecnológica-industrial como la nuestra no es viable.

Las soluciones son sociales y no tecnológicas. Han de centrarse en la descomplejización, de producción descentralizada y local, todo ello desde un decrecimiento material y en consumo energético. El decrecimiento no es una opción, la cuestión es si será ordenado y justo, o pasará por políticas de corte autoritario. Puede que la idea asuste, pero es como ir al médico y te hace ciertas restricciones, el resultado es positivo y redunda en salud y calidad de vida. El futuro es cooperativo, integrador y feminista. Debemos reforzar el músculo social, articular encuentros, propuestas y acciones populares, sobretodo ante la amenaza real que representa la extrema derecha en un contexto como el que viene.

1https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2018/12/informe-pobreza-energetica-2018.pdf

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