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Sostenibilidad: del greenwashing capitalista a las alternativas reales.

La Economía Solidaria parte de que toda actividad humana, también la productiva y económica, está relacionada con la naturaleza, por lo que es vital el reconocimiento de sus derechos como punto de partida e integrar la sostenibilidad en todas nuestras acciones, evaluando y reduciendo nuestro impacto y promoviendo una ética del cuidado y de la suficiencia.

Las Economías Ecologistas tienen mucho que decir sobre sostenibilidad, la llamada transición ecológica, el lavado de cara capitalista o greenwashing y las alternativas que realmente procuran desarrollar modelos respetuosos con el medio ambiente. El presente exige reacciones urgentes como individuos colectivos, y sobretodo que las instituciones públicas estén a la altura de la emergencia medioambiental. No hay planteamientos serios ni mayorías políticas que vayan más allá del cambio de una energía fósil a una renovable. No se cuestiona ni el modelo de consumo y ni el modelo económico de explotación de los recursos (naturales o humanos) que tanto impacta socio-ambientalmente. No se está profundizando en los cambios estructurales que se necesitan para empezar a remitir un colapso que lleva décadas anunciándose.

El capitalismo neoliberal basado en productos financieros y especulativos tiene su propia forma de entender el decrecimiento, muy alejada evidentemente de la propuesta decrecentista que practican y defienden las Economías Ecologistas. Vivir mejor con menos, reducir el consumo a lo necesario, consumir local y de calidad, reparto del trabajo, integrar los cuidados, revalidación del tiempo no productivo, de la participación activa en la sociedad, de la cultura, reforzar servicios públicos básicos… son otros modelos de desarrollo que debemos trabajar. Los bienes y servicios proporcionados por una economía expansionista llevan a incrementos en el bienestar humano, pero más allá de ciertos parámetros, los costes vinculados a este crecimiento tienen tal impacto que el bienestar se reduce hasta tornar contraproducente.

Desde las Economías Ecologistas se articulan soberanías alimentarias, energéticas y populares como modelo de desarrollo sostenible centrado en las necesidades de los territorios. Es necesario recuperar el patrimonio del movimiento popular, con o sin pandemia, la cual no deja de ser el resultado anunciado de la pérdida de biodiversidad a nivel global y de la sobrexplotación industrializada de los bienes naturales (ganadería y agricultura intensiva).

¿Y en Navarra? Actualmente se sigue apostando por grandes infraestructuras de gran impacto medioambiental como hace 30 años (Canal de Navarra, TAV, corredores eléctricos…) además de numerosas concesiones de explotación minera.

El caso del Tren de Alta Velocidad es paradigmático. Ideado como herramienta al servicio de un desarrollismo que entiende el planeta como una suerte de fábrica global, el nivel de impacto de sus obras es comparable sólo al coste y sobrecoste que supone para las arcas públicas. Un proyecto que prometía reducir el tráfico de mercancías por carretera, lo que no va a ocurrir, y que tampoco es rentable por el número de pasajeros que podrá asumir. No es que no sea sostenible ecológicamente, es que tampoco lo es económicamente. Se siguen derivando millones de euros, a constructoras para desarrollar tramos sueltos (actualmente Peralta – Olite y Villafranca – Marcilla). Por si fuera poco, estas constructoras y sus propietarios se han visto involucradas en tramas de corrupción política como los papeles de Bárcenas, e imputaciones en la Trama Púnica y el caso Gurtel de financiación ilegal del Partido Popular.

La connivencia entre poderes públicos y empresas es uno de los grandes obstáculos a nivel global para una sostenibilidad real. No podemos olvidarnos de las consecuencias letales que la misma tiene en muchos lugares del planeta, donde el nivel de violencia sobre las personas es sólo equiparable a estados de guerra: asesinatos, desapariciones forzosas, detenciones, persecuciones, encarcelaciones, impunidad… Diversas campañas e informes denuncian valientemente estas atrocidades y la criminalización que sufren los movimientos en defensa de la tierra por parte de las oligarquías locales y ciertas transnacionales (ACS de Florentino pérez o Coca Cola, por ejemplo). No obstante existen numerosas iniciativas que nos deben servir de inspiración, como la Vía Campesina, o la iniciativa mesoamerciana de mujeres en defensa de la tierra. En Navarra diferentes colectivos están aglutinando sus luchas en la plataforma Nafarroa Bizirik Nahi Dugu.

Sustrai Erakuntza: ”Ya no hay planeta para muchos millones de personas. La lucha medioambiental sin lucha de clases, sin internacionalismo, y sin feminismo, no merece la pena, es hacer jardinería en el mundo capitalista.”

AHT Gelditu Elkarlana: “Necesitamos condiciones de vida para la mayoría de habitantes del planeta, esto se va a ir enconando, los estallidos sociales los vamos a ir viendo cada vez más, incluso manipulados por la extrema derecha. Reducir nuestra vida al ámbito privado es perder la riqueza y el crecimiento de lo colectivo en lo común.”

Mugarik Gabe Nafarroa: “el capital se está apropiando de un concepto de sostenibilidad muy concreto. La energía renovable es la alternativa pero no bajo un modelo que no se cuestiona su modelo de consumo y que mercantiliza sol y viento a través de la ocupación de tierras para instalar macroparques solares y eólicos”

Lana Banatu Taldea: “El decrecentismo viene, y puede hacerlo de dos formas: podemos elegir el digno desde la solidaridad, una austeridad compartida y solidaria; o el indigno impuesto, con una disminución de derechos sociales y laborales,y un incremento de todas las desigualdades”

Acción por el Clima: “Esto es una situación de urgencia que para poder revertirla habría que hacer cambios drásticos de un modelo capitalista basado en el consumo y en la quema de fósiles.”

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